Teoría de la Naturaleza
Justificación de la Empresa
Cuando el hombre, inducido a una viva observación, comienza a mantener una lucha con la naturaleza, siente ante todo el impulso irrefrenable de someter a sí mismo los objetos. Sin embargo, muy pronto éstos se le imponen con tal fuerza que siente cuán razonable sea reconocer su poder y respetar su acción. Apenas se convenza de este influjo recíproco, caerá en la cuenta de un doble infinito: por parte de los objetos, la multiplicidad del ser, del devenir y de las relaciones que se entrecruzan de un modo viviente; por parte de él mismo, la posibilidad de un perfeccionamiento ilimitado en la medida en que sea capaz de adaptar, tanto su sensibilidad como su juicio, a formas siempre nuevas de recepción y de reacción. Esto le proporciona un goce elevado, y decidiría la fortuna de su vida si obstáculos internos y externos no se opusiesen al bello transcurso de ésta hasta su culminación. Los años, que primero daban, luego empiezan a tomar; uno se contenta, en su medida, con lo adquirido, y se disfruta tanto más en silencio cuanto que, en lo exterior, es rara una participación sincera, pura y estimulante. ¡Qué pocos se sienten entusiasmados con lo que aparece sólo al espíritu! Los sentidos, el sentimiento, la pasión ejercen sobre nosotros un poder mucho mayor, y con razón, pues hemos nacido, no para observar y meditar, sino para vivir.
Cuando el hombre, inducido a una viva observación, comienza a mantener una lucha con la naturaleza, siente ante todo el impulso irrefrenable de someter a sí mismo los objetos. Sin embargo, muy pronto éstos se le imponen con tal fuerza que siente cuán razonable sea reconocer su poder y respetar su acción. Apenas se convenza de este influjo recíproco, caerá en la cuenta de un doble infinito: por parte de los objetos, la multiplicidad del ser, del devenir y de las relaciones que se entrecruzan de un modo viviente; por parte de él mismo, la posibilidad de un perfeccionamiento ilimitado en la medida en que sea capaz de adaptar, tanto su sensibilidad como su juicio, a formas siempre nuevas de recepción y de reacción. Esto le proporciona un goce elevado, y decidiría la fortuna de su vida si obstáculos internos y externos no se opusiesen al bello transcurso de ésta hasta su culminación. Los años, que primero daban, luego empiezan a tomar; uno se contenta, en su medida, con lo adquirido, y se disfruta tanto más en silencio cuanto que, en lo exterior, es rara una participación sincera, pura y estimulante. ¡Qué pocos se sienten entusiasmados con lo que aparece sólo al espíritu! Los sentidos, el sentimiento, la pasión ejercen sobre nosotros un poder mucho mayor, y con razón, pues hemos nacido, no para observar y meditar, sino para vivir.
Desgraciadamente, también en aquellos
que se ocupan del conocimiento y del saber
encontramos un interés más escaso del deseable. Para el intelectual, para el que afirma lo individual, para quien observa y distingue con cuidado, en cierto modo es algo
de peso lo que viene de una idea y a ella reconduce. A su modo, él está en su laberinto como en casa, sin andar preocupado
por un hilo que lo conduzca de una parte a
la otra con mayor rapidez; y un metal que
no está acuñado, o que fuera incontable,
podría llegar a ser para él una posesión fastidiosa. Por el contrario, quien se encuentra
en un punto de vista superior, desprecia
con facilidad lo individual y congrega en una
universalidad mortífera lo que tiene una
vida propia.
Johann Wolfgang Von Goethe
(Teoría de la Naturaleza)
Comentarios
Fausto no lo he leído. Reconozco que está en mi modesta biblioteca, y no lo he tocado aún. Porque se trata de una obra teatral y me cuesta más leerla que leer narrativa. Pero lo haré, algún día.
Si tanto te gusta este autor, te recomiendo: "Las Afinidades Electivas" y "Confesiones de un Alma Bella" Y "Las Desventuras del joven Werther".
Un saludo.