Kizomba en Rosa
Hace ya algún tiempo que me nacía una necesidad imperiosa de representar, de algún modo, a esta bella pareja de amigos. Mi necesidad nacía cuando los veía bailar, y ahí se quedaba, conmigo. Me la llevaba en mi mente a todas partes y como la luz de un faro, cuando menos lo esperaba, ahí seguía iluminando mi ser. (Los espíritus creativos seguro saben de a qué me refiero. Uno no descansa hasta plagiar algo de aquello que ve). Pues esta semana, por fin, me decidí a representar una obra que uniera los valores que me transmiten Romarey y Echedey cuando bailan: Confianza, complicidad, compañerismo, juventud, fuerza... Y la belleza de la vida, en dos cuerpos en movimiento. (El que ha bailado y ha manejado otro cuerpo con gestos, o el que se ha entregado a otro ser para que lo desplace por la pista, sin brújula ni conocimiento alguno del destino final, muy probablemente, también sepa con claridad a qué me refiero). Esta pequeña pintura ha sido realizada con colores acrílicos. Espero que l