Aguarda, Vida Mía





Descarga el escrito aquí:

Aguarda, vida mía


Nota de la autora:

No puedo culpar a nadie de lo que he vivido.

No puedo no hacerme responsable de haber permitido lo ocurrido.
No puedo no ser fiel a mí misma y decirme: “lo necesitabas”.
No puedo arrepentirme porque lo volvería a hacer de estar en aquellas circunstancias.
Y sí debo darme las gracias porque he aprendido.
Me he perdonando. Vivo sin rencor. Lo que me perdí lo gano o ganaré por otra parte. Pero hoy soy más fuerte, más segura, más invencible.
Hoy veo de lejos lo que antes no veía ni con gafas.
Intuyo de lejos lo que no conviene.
Y aunque no estoy libre de pecado, ni de volver a errar, puedo decir que sigo buscando y estoy más preparada emocionalmente. Y lucharé, el resto de mi existencia, por inculcar la educación emocional obligatoria.
Pide ayuda, no te avergüences, es un colchón, un bastón necesario para continuar funcionando con un mínimo de calidad de vida.
Busca tu paz. Y como bien dice mi madre:
-
“Lo que está malo no se puede comer”, y: “Lo que no sirve para la basura”.

Ahora mismo el mindfullness, el yoga, el pilates, la música, el arte, el estudio, el baile, conocer gente nueva, descubrir cosas nuevas, seguir buscando, observar cada olor, cada tacto, en cada acción estar despierta... Tratar de disfrutar, buscar mi paz, contemplar la naturaleza, pasar tiempo haciendo lo que me gusta y me aporta, son mis sanas vías de escape. Y la meditación, que no tener la mente en blanco, me está ayudando mucho a bajar mis revoluciones poco a poco.

Si quieres saber cómo lo voy consiguiendo, cuenta con ayuda en esta comunidad: #stopsuicidios, atrévete y escríbeme.
Pero sobretodo, busca ayuda en los profesionales. Ten en cuenta que en la actividad está la salvación, y más en las actividades que te gustan y son sanas.
Reconocerse es el primer paso. Pedir ayuda es el segundo paso. Y para no errar gravemente hay que vivir atentos a todo y no desconcentrarse. Cuidarse y mimarse uno mismo como si fuera uno mismo su propio bebé. Es el desequilibrio emocional el que nos lleva a tener carencias pronunciadas y si no las observamos ni las detectamos a tiempo, para poner manos en el asunto y sanarnos, nos dedicamos a dar a otros más que a nosotros mismos, a abandonarnos y a regalarnos en las relaciones.

Mira yo. Ésto lo viví en 2012, lo escribí en 2014 (cuando por fin pedí ayuda y encontré la cordura para asimilar lo vivido ). Y aún hoy me cuesta compartirlo por la intimidad de la que trata, pero lo hago por ti, por los que han de venir. Por #eliminarelestigma en #España sobre la #saludmental.

Pasé de despertar de la anestesia y sentirme asesina y querer desaparecer, a no poder hablar de ello ni oír las noticias (sobre el #noalaborto), ya que escuchar la palabra "aborto" me bloqueaba. Y cuando empecé a compartirlo, un ser que creí amigo, médico de profesión, con su castrada o anestesiada empatía, o insensible hasta las trancas, me contesta lo siguiente:

- “En esas situaciones las mujeres, por lo general (no yo), mienten mucho”, y: "Que si yo sabía lo que había hecho”, "que pudo ser un Einstein, un gran científico, descubrir alguna cosa importante... Y yo fui y lo maté"...

En mi trabajo, mi superior (una mujer y madre), comentó directamente si pensaba volver a intentarlo, (intentar lo de ser madre) porque no podría trabajar entonces en ese lugar.

Al pensar y vivir lo que ahora escribí, mi experiencia. Y luego, empezar a cuidarme y buscar la manera de salir de aquel infierno en que me metí "solita". Del cual nadie tiene culpas mas que yo. ¿Sabes qué me hizo volver a decirme a mí misma: "Continúa, lucha. Aquí esto no va a terminar. Tú puedes con esto y con más. Asume las consecuencias de tus actos. Tuvo que ser así y fue así. Y mejor que no fuese de otro modo"... Y sobretodo: "No eres asesina"? (Como me dijo un amigo biólogo, “Apenas eran 27 días”)

Pues pensé en mí inerte y en cómo estarían mis padres en esa situación, y no pude sopprtar imaginar hacerles ese daño. No quise ser responsable del dolor ajeno. Podría creármelo a mí, pero no podía vivir más haciendo daño a mis padres con mi actitud. Así que me dediqué a pedir ayuda. Y a cuidarme. Y lo pasé sóla. Lo quise así, tuve 23 horas para decidirme. Y cuando fui con la prueba a la casa del padre de esa criatura, no sólo me dijo que: “Lo volvería a hacer”, sino que cuando le digo entre sollozos: “Que no me cuidó, que quería un útero, que no era el momento, o que esas cosas se hacen por concenso y no son como elegir una planta o una mascota”... Me dice: “Que no le quiero si hago eso”. “Que soy una irresponsable”. Y hoy sé que yo puse mi vida en peligro por poner remedio a lo que hizo a la fuerza en un momento íntimo y de debilidad. Donde yo sentía amor. Pero él egoísmo. Y no se puede vivir para otro hasta olvidarte de qué día ovulas, o confiar tanto en el otro que no tomes medidas y dejes que se quite un preservativo y haga "de las suyas" rápido y con su fuerza física, en el último momento de la relación íntima. Eso una persona próxima a mí, lo ha denominado “violación”. Al despedirme, me dijo: “¿Tienes dinero?”, “¿Quieres para pañales?”... ¡Con cierta sorna!... 

Estuve meses imaginándome diferentes maneras de desaparecer. Pero pudo más el amor a mis padres y el tiempo curó mis heridas. 

Sé que debo vivir para siempre con esta pérdida. Pero además, sé que contar mi relato hará que otras personas pidan ayuda. Tuve la suerte de dar con un profesional muy bueno, pero no sólo eso, tuve la suerte de poder ir por privado. 

En la seguridad social no me trataron en ese sentido. ¿Me hubieran ingresado? Seguro me hubieran dado un tratamiento no adecuado a mí ni mi caso, ni mis circunstancias. Por desconocimiento. 

Necesitamos más plazas PIR. Más ciencia. Más salud mental y más educación emocional. Y es una prioridad. 



Comentarios

POPULARES

Talla en Madera: "El Sueño Azul"

Mi Primera Pintura Abstracta

Proceso de Modelado de Máscaras Africanas